La noche de San Juan, la del 23 al 24 de junio, es mucho más que hogueras y petardos. Es una de las noches más especiales del año: un portal simbólico y energético que conecta con antiguas tradiciones paganas, cuando se celebraba el solsticio de verano y el triunfo del sol en su punto más alto, antes de que los días empiecen, poco a poco, a menguar.
Dicen que es una noche en la que los velos entre mundos se afinan, donde todo puede transformarse, limpiarse, comenzar de nuevo. Por eso es un momento perfecto para hacer rituales que nos ayuden a cerrar ciclos y abrir otros con intención y conciencia. Y si estos rituales conectan con los elementos de la naturaleza… aún mejor.
Porque los elementos no son solo poesía. Están dentro y fuera de nosotros. Nos equilibran, nos inspiran, nos recuerdan de dónde venimos.
1. Saltar el fuego: soltar lo viejo (FUEGO)
El fuego es transformación. En todas las culturas, el fuego ha sido símbolo de cambio, de destrucción necesaria para dar paso a lo nuevo. En San Juan, saltar el fuego o simplemente contemplarlo es un acto ancestral que nos conecta con esa capacidad de quemar lo que ya no sirve.
Te propongo algo simple: escribe en un papel todo lo que quieres dejar atrás. Miedos, patrones, relaciones que ya no nutren, pensamientos que ya no necesitas. Luego, quémalo con cuidado. Si tienes acceso a una hoguera, maravilloso. Si no, una vela basta. Mientras se quema, visualiza cómo eso se disuelve y se transforma en luz. Puedes dar tres saltos (o tres respiraciones profundas mirando la llama) para cerrar el ritual.
2. Baño de hierbas: purificación profunda (AGUA)
El agua limpia, libera, suaviza. En San Juan, se creía que el rocío de la madrugada tenía propiedades curativas, y muchas personas recogían plantas medicinales esa noche, porque estaban “cargadas de poder”.
Puedes preparar un baño con plantas como lavanda, romero, salvia, hipérico o menta. Haz una infusión potente, déjala enfriar y échala en tu baño, o en una palangana si solo puedes hacer un baño de pies. Deja que el agua te envuelva y arrastre todo lo que no necesitas. Cierra los ojos y siente cómo algo se aclara, por dentro y por fuera.
3. Mensajes al viento: sembrar deseos (AIRE)
El aire es movimiento, comunicación, pensamiento. En San Juan también se sembraban intenciones para el nuevo ciclo. Escribe en un papel lo que sí quieres cultivar: deseos, proyectos, maneras de estar.
Luego, déjalo volar (literal o simbólicamente). Puedes quemarlo y dejar que el humo lo lleve, soltarlo al viento, o enterrarlo entre piedras donde pase la brisa. El caso es soltar, sin apego. Porque a veces, lo que más queremos llega cuando dejamos de sujetarlo con fuerza.
4. Descalzarse y pisar tierra: volver al cuerpo (TIERRA)
Nada más sencillo y poderoso que esto: quitarte los zapatos y pisar la tierra, el pasto, el bosque. Sentir el contacto directo con lo que te sostiene. Hazlo con presencia, en silencio si puedes. Pide a la Tierra que te reciba, que te nutra, que te dé raíces fuertes para este nuevo ciclo.
Puedes llevar contigo una piedra, una ramita, algo que te conecte con ese momento, y guardarlo como recordatorio de tu anclaje.
5. Crear un amuleto vegetal: protección y conexión (TÚ, canal de los 4 elementos)
El último ritual es para sellar todo lo anterior. Elige una planta que para ti tenga un significado especial: ruda para protegerte, hipérico para la alegría, lavanda para calmarte, laurel para darte fuerza. Haz un pequeño amuleto con ella: un saquito de tela, un colgante, una bolsita que lleves contigo en el bolso o pongas bajo la almohada.
Será tu recordatorio de esta noche mágica y de tu conexión con los elementos, contigo misma, con lo que has dejado atrás y lo que estás llamando.
Esta noche… vuelve a ti
Este año, no dejes que San Juan pase sin más. Dedica un rato a ti, a tu magia, a esa parte tuya que recuerda que no estamos hechos solo de carne y hueso, sino también de fuego, agua, aire y tierra.
Y si te apetece acompañarlo con un baño con uno de nuestros jabones que representan los 4 elementos… ya sabes dónde encontrarnos.