Te lavas el pelo. Te enjabonas con alegría. Huele bien, hace espuma, parece que todo va perfecto… Hasta que un día te preguntas: qué demonios lleva mi champú??? Y ahí empieza la aventura: nombres rarísimos, letras y números, ingredientes imposibles de pronunciar.
Y sí: algunos de ellos no deberían estar ahí.
En este post vamos a desmenuzar la etiqueta de tu champú convencional. No para asustarte. Para que sepas. Para que elijas. Y, si quieres, para que te pases al lado natural de la vida (y de la melena).
Por qué es importante mirar los ingredientes???
Porque la piel del cuero cabelludo es fina, permeable y está llena de vasos sanguíneos. Lo que te pones en la cabeza puede entrar en tu cuerpo. Y también influye en la salud de tu pelo: su brillo, su fuerza, su caída.
Muchos champús comerciales contienen ingredientes tóxicos o irritantes. No todos son peligrosos en pequeñas cantidades, pero la exposición repetida sí puede afectar. Y lo peor: muchos no hacen falta. Están ahí por estética, por marketing o por abaratar costes.
Ingredientes que deberías evitar (y por qué)
Aquí tienes una lista básica, clara y directa. Para que cuando veas uno de estos nombres, sepas lo que hay.
1. Sodium Lauryl Sulfate (SLS) y Sodium Laureth Sulfate (SLES)
Son los responsables de que el champú haga mucha espuma. Pero esa espuma viene con premio: resecan el cuero cabelludo, pueden provocar irritación y alterar el equilibrio natural de la piel.
Busca productos sin sulfatos si tienes el cuero cabelludo sensible, el pelo teñido o simplemente… sentido común.
2. Parabenos (methylparaben, propylparaben, etc.)
Se usan como conservantes. Se han relacionado con alteraciones hormonales porque pueden imitar el estrógeno en el cuerpo. Aunque la industria los defienda, cada vez más marcas los eliminan. Y tú también deberías.
3. Siliconas (dimethicone, cyclopentasiloxane…)
Te dejan el pelo “suave” y “brillante”. En apariencia. En realidad, forman una capa que tapa el cabello y no lo deja respirar. A la larga, lo asfixian y debilitan.
Además, muchas siliconas no se degradan bien en el medio ambiente. Pelo brillante o planeta limpio??? Tú decides.
4. Polyquaterniums
Se usan como agentes acondicionadores y para que el pelo se vea más manejable. Pero muchos de ellos no son biodegradables. Además, algunos se acumulan en el cabello y pueden dejar una sensación pesada o provocar irritaciones. Si no sabes qué son, mejor evitarlos. Si los conoces, aún más.
5. Formaldehído y liberadores de formaldehído (DMDM hydantoin, imidazolidinyl urea…)
Conservantes baratos que pueden liberar pequeñas cantidades de formaldehído, una sustancia cancerígena. Se sigue usando en algunos champús aunque cada vez menos. Pero… mejor evitarlo del todo, no???
6. EDTA (tetrasodium EDTA, disodium EDTA)
Se utiliza para estabilizar las fórmulas y mejorar la acción de los conservantes. Pero es un ingrediente contaminante que no se biodegrada fácilmente. A nivel ambiental, su uso continuado supone un problema. A nivel personal, no aporta nada esencial a tu pelo. Entonces… para qué usarlo???
Entonces, qué champú puedo usar???
Aquí es donde entra la buena noticia: sí existen alternativas naturales, eficaces y sin tóxicos. Y no, no tienes que sacrificar el brillo, la suavidad ni el buen olor.
En Somos Tierra elaboramos champús sólidos sin sulfatos, sin siliconas, sin parabenos y sin ingredientes de relleno. Solo lo que tu pelo necesita: plantas medicinales, aceites vegetales, arcillas, tinturas, extractos reales.
Uno de nuestros favoritos es el Champú sólido +FUERZA, con malva, ortiga y albahaca. Fortalece el pelo desde la raíz, calma el cuero cabelludo y deja una sensación de limpieza duradera. Sin trampa ni cartón. Y sin ingredientes con nombres de villano de película.
Leer etiquetas también es autocuidado
Elegir qué te pones en el cuerpo es una forma de cuidarte. De protegerte. De decir “esto sí lo quiero cerca” y “esto mejor fuera”.
Ahora que sabes qué lleva tu champú convencional… Qué vas a hacer con esa información???
Pásate al lado limpio, sólido y honesto de la cosmética. Tu pelo te lo va a agradecer. Y el planeta también.

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