Hace unos días me encontré con una botella de agua de una marca muy conocida. En grande, bien visible, ponía: “hecha al 100% con plástico reciclado de otras botellas”. Y claro, pensé… wow, qué maravilla!!! Estamos salvando el planeta a sorbos, no???
Pues resulta que no. La realidad es que, aunque suene genial, el reciclaje del plástico está lleno de agujeros, verdades a medias y mucho, pero mucho marketing verde. Y hoy quiero contarte por qué ese 100% que lees en la etiqueta no significa lo que crees.
El problema no empieza en el cubo amarillo
Nos han hecho creer que mientras pongamos el envase en el contenedor correcto, todo irá bien. Como si ese simple gesto fuera una varita mágica que convierte cualquier botella de plástico en otra igual, lista para volver a la estantería.
Pero la verdad es que en España, en 2023, solo se recicló un 41% de las botellas de un solo uso. Y si contamos solo las que realmente se recogen y procesan de forma separada, la cifra cae hasta un 36%. Esto quiere decir que más de la mitad del plástico que consumimos nunca volverá a ser botella. El resto??? Mejor no imaginar dónde acaba…
Por qué cuesta tanto reciclar plástico
A diferencia del vidrio o el metal, el plástico no se puede reciclar infinitas veces. Cada proceso lo degrada: pierde resistencia, transparencia y pureza. Eso significa que un envase reciclado rara vez sirve para hacer el mismo tipo de producto.
Y hay más. No todos los plásticos son iguales: el PET de las botellas no es lo mismo que el polietileno de los tapones o el polipropileno de las etiquetas, y no se pueden mezclar sin perder calidad. Si una botella llega con restos de comida, aceites o químicos, puede arruinar un lote entero. Y, aunque se recicle bien, muchas veces no hay compradores para ese material porque fabricar plástico nuevo sigue siendo más barato.
El truco del 100% reciclado
Las marcas saben que el plástico tiene mala reputación. Por eso han aprendido a usar frases como “100% reciclado” para ganar puntos verdes. El problema??? Que el mensaje es técnicamente cierto, pero solo cuenta una parte. No mencionan que el plástico reciclado proviene de un sistema que deja fuera más de la mitad del material, que muchas veces acaba en productos de vida corta y que, en el mejor de los casos, se podrá reciclar una o dos veces más antes de perder calidad.
En resumen: es marketing diseñado para que sigas comprando sin culpa.
Reducir antes que reciclar
Reciclar siempre será mejor que tirar al suelo, pero no es la solución mágica al problema del plástico. La clave real está en generar menos residuos desde el principio. Eso sí está en nuestras manos.
Podemos empezar con pequeños gestos: llevar nuestra propia botella reutilizable, comprar a granel, elegir productos sin envases de plástico o con alternativas compostables, y reutilizar antes de reciclar.
Vivir con menos plástico es posible
Aunque parezca difícil, reducir el uso de plástico no significa renunciar a la comodidad o a los productos que nos gustan. Significa buscar opciones más duraderas, envases más inteligentes y materiales que puedan volver a la tierra sin dejar huella tóxica. Cada vez que elegimos un producto sin plástico estamos enviando un mensaje a las marcas: no queremos más envases innecesarios, queremos alternativas reales y sostenibles.
Cómo lo hacemos en Somos Tierra
En Somos Tierra lo tenemos clarísimo: la forma más sencilla de evitar el problema del plástico es no crearlo. Nuestra cosmética sólida no lleva envases plásticos. Cada champú, jabón o acondicionador viaja en una bolsita de papel, fácil de reciclar o compostar. Sin complicaciones, sin residuos tóxicos y sin engaños.
Y la próxima vez que veas “plástico 100% reciclado”
Pregúntate: de dónde viene ese plástico, cuánta energía ha costado procesarlo y, sobre todo, cuánto del plástico que consumes hoy volverá realmente a ser útil mañana???
Si quieres aprender a vivir de forma más natural, reducir tu exposición a los plásticos y alejarte de los tóxicos del día a día, suscríbete a nuestra newsletter. Te prometo ideas fáciles, sinceras y libres de envoltorios engañosos… y alguna que otra sorpresa.