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Vale, lo sabemos, los estadounidenses tienen una forma de hacer las cosas única. Pero también sabemos que es un país con poca historia y que la mayor parte de las tradiciones son importadas, como ejemplo, Halloween.
De dónde viene Halloween???
Para que te hagas una idea, una fiesta de origen celta similar a Halloween se celebra desde hace más de 3000 años.
Era una fiesta llamada Samhain que celebraba el año nuevo, el festival de la cosecha.
Como se creía que los espíritus caminaban por la Tierra mientras viajaban al más allá, en este ritual que se despedía a Lugh, el dios del Sol, y se daba la bienvenida a las noches cortas y frías que traía consigo el otoño, sacrificaban animales a los dioses y se reunían en torno a las hogueras, disfrazándose con las pieles de los animales sacrificados para engañar a los espíritus y que no los poseyeran.
Esta fiesta se extendió por todos los territorios en los que había celtas, incluida toda la zona norte de España.
Cuando la religión católica se convirtió en la religión de los romanos, las fiestas paganas se reconvirtieron en fiestas cristianas, así Samhain se convirtió en el día de Todos los Santos allá por el siglo VII. Y la víspera, pues en eso, la víspera de Todos los Santos, All Hallow´s Eve (en inglés).
Cuando los irlandeses fueron a Estados Unidos se llevaron sus tradiciones y Halloween, es una de ellas.
Halloween en España
Como te decía antes, en España existe una fiesta la noche del 31 de octubre desde hace muchos, muchos siglos. Es muy parecida a lo que ahora se hace en Halloween de las chuches, los disfraces y las calabazas.
Sí que es verdad que en cada lugar tiene variaciones, pero te voy a contar una que nos pilla muy cerca.
En diversos pueblos del norte de Aragón celebramos la “Nuei d’Almetas”, traducido al castellano es La Noche de las Ánimas.
Entre esos pueblos está Ayerbe.
La tradición es poner velas dentro de calabazas previamente vaciadas y con agujeros para que proteger la vela. Estas velas representan a nuestros muertos, al recuerdo que tenemos de ellos.
Y como era una noche en la que las almas podían volver, los más pequeños se vestían de eso, de almetas o totones. Iban a las casas de otros en el pueblo y amenazaban con quedarse a molestar en sus vidas si no les daban algo (dulces, almendras, frutas secas…).
Muy parecido a lo que ahora se conoce como «truco o trato».
Los disfraces
Antes, los disfraces no eran tan elaborados como lo son ahora. Se hacían túnicas, sayas y caretas con ropa vieja, sábanas rotas o sacos. Les hacían los agujeros correspondientes para ver, respirar y sacar las extremidades, sujetándolos con cuerdas.
Aunque vea la tradición como algo maravilloso, reconozco que los disfraces de ahora me gustan mucho más, me encanta el maquillaje.
Por eso, desde que mi hija era pequeñita, hemos realizado unos disfraces muy trabajados, con carne falsa y capas y capas de maquillaje de diferentes colores, para parecer brujas, zombis, fantasmas, vampiros…
Lo malo es quitarlo luego, usamos mucho pintalabios permanente y eyeliner waterproof. Una combinación insuperable para una niña con dermatitis atópica, lo sé; pero los padres no soportamos ver a nuestros hijos tristes, así que… había que maquillar.
Por suerte, para poder quitar todo ese maquillaje de la piel sin dañarla, ni que se quede más seca que la mojama, tenemos el desmaquillante sólido, con caléndula, manzanilla, arcilla blanca, aceite de coco y de ricino.
Y tú??? Qué haces el Halloween???