Cuando el aire se vuelve más fresco, los días se acortan y la naturaleza empieza a vestirse de ocres y dorados, nada sienta mejor que una buena infusión de otoño. Este ritual sencillo, casi ancestral, nos conecta con el ritmo pausado de la estación y con los sabores profundos de la tierra. En Somos Tierra lo vivimos como una forma de autocuidado: calentar el cuerpo, cuidar el sistema inmunitario y reconectar con lo natural.
A continuación, te contamos cuáles son las 4 mejores infusiones de otoño, cómo prepararlas y qué beneficios tienen para esta época del año.
1. Infusión de saúco y equinácea: defensas altas para el frío
El otoño es la antesala del invierno, y con él llegan los primeros resfriados. La combinación de flores de saúco (Sambucus nigra) y raíz de equinácea (Echinacea purpurea) es un clásico de la herboristería que refuerza el sistema inmunitario y ayuda a prevenir infecciones respiratorias.
El saúco tiene propiedades sudoríficas y expectorantes, ideal para aliviar los síntomas del resfriado, mientras que la equinácea estimula las defensas naturales del cuerpo, acortando la duración de los catarros. Esta mezcla aparece en muchas guías herbolarias tradicionales como un tónico de temporada.
Cómo prepararla:
Hierve una taza de agua y añade una cucharadita de flores secas de saúco y media de raíz de equinácea. Deja reposar tapado unos 10 minutos. Cuela y bebe caliente, una o dos veces al día.
Consejo: Puedes endulzar con miel cruda o añadir una rodaja de limón para potenciar su efecto antiséptico natural.
2. Infusión de manzanilla, melisa y lavanda: calma para el cuerpo y la mente
El otoño invita a recogerse, pero también puede traer cierta melancolía. Para equilibrar cuerpo y mente, nada mejor que una infusión relajante de otoño con tres plantas mágicas: manzanilla (Matricaria chamomilla), melisa (Melissa officinalis) y lavanda (Lavandula angustifolia).
La manzanilla actúa como digestiva y calmante; la melisa relaja el sistema nervioso y ayuda a conciliar el sueño; y la lavanda aporta su aroma floral y propiedades ansiolíticas. Juntas forman una infusión que huele a hogar y ayuda a ralentizar el ritmo interno.
Cómo prepararla:
Mezcla a partes iguales las tres plantas secas. Añade una cucharadita por taza de agua caliente y deja infusionar 5-7 minutos. Bebe lentamente, preferiblemente al atardecer o antes de dormir.
Un truco: Si lo preparas en tetera, deja la tapa puesta durante la infusión para no perder los aceites esenciales más volátiles.
3. Infusión de jengibre, canela y clavo: calor interno y energía
Entre las infusiones de otoño más reconfortantes está la que mezcla especias cálidas. Inspirada en la tradición ayurvédica, esta combinación estimula la circulación, mejora la digestión y activa el fuego interno, ese calor que necesitamos cuando el cuerpo tiembla al amanecer.
El jengibre (Zingiber officinale) es un poderoso antiinflamatorio y tónico digestivo. La canela (Cinnamomum verum) ayuda a estabilizar el azúcar en sangre y aporta energía. El clavo (Syzygium aromaticum) completa el trío con su acción antiséptica y su perfume intenso.
Cómo prepararla:
Hierve una taza de agua con una rodaja de jengibre fresco, medio palo de canela y dos clavos durante 10 minutos. Cuela y disfruta lentamente.
Ideal para: Mañanas frías, después de las comidas o como alternativa al café. Aporta energía sin alterar el sistema nervioso.
4. Infusión de escaramujo y manzana: antioxidante y revitalizante
El escaramujo (Rosa canina), fruto del rosal silvestre, es una joya del bosque otoñal. Rico en vitamina C, flavonoides y betacarotenos, fortalece el sistema inmunitario y protege del daño oxidativo. Combinado con manzana deshidratada o fresca, da lugar a una infusión de otoño de sabor suave, afrutado y ligeramente ácido.
Esta mezcla recuerda al aire limpio del bosque y es perfecta para quienes buscan una bebida nutritiva y revitalizante. En herbolarios antiguos, el escaramujo se utilizaba como “tonificante del corazón y del ánimo” durante los meses fríos.
Cómo prepararla:
Tritura ligeramente una cucharada de escaramujos secos y añade unos trocitos de manzana. Deja hervir en agua durante 8 minutos y reposa otros 5 fuera del fuego. Cuela y bebe tibia.
Consejo: Puedes añadir una pizca de canela o jengibre para darle un toque más cálido.
Cómo aprovechar al máximo tu infusión de otoño
Las infusiones no solo hidratan y calientan, sino que también ofrecen un momento de pausa consciente. Aquí van algunos consejos para sacarles todo su potencial:
- Elige agua de calidad. El agua es el 90% de la infusión; si es filtrada o de manantial, mejor.
- Cubre la taza mientras infusionas. Así conservas los aceites esenciales volátiles y los principios activos.
- Bebe despacio. Tómalo como un ritual: observa el vapor, el aroma, la temperatura. Es un ejercicio de presencia.
- Adapta las plantas a tus necesidades. Si estás nerviosa, prioriza las relajantes. Si te notas apagada, apuesta por las tonificantes y cálidas.
Conecta con el ritmo del bosque
Cada infusión de otoño es una pequeña alquimia entre el cuerpo y la tierra. Beber plantas es una forma de recordar de dónde venimos: del bosque, de la semilla, del ciclo que se repite cada año. En Somos Tierra creemos que estas bebidas son mucho más que un remedio; son una invitación a reconectar con lo esencial.
Así que este otoño, antes de correr al trabajo o mirar el móvil al despertar, tómate diez minutos para prepararte una infusión. Olerla, beberla, sentir cómo te calienta las manos y el ánimo. Porque el bienestar empieza por estos pequeños gestos que nos devuelven a casa.
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