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Empezamos fuerte. Si has llegado hasta aquí, quizá sea porque alguna parte de ti empieza a sospechar que eso de la «cosmética sólida» no es solo una moda de gente que hace jabones en casa y sube fotos de plantas secándose al sol. Tal vez te pica la curiosidad, pero aún no has dado el paso.
Tranquila. Aquí venimos a desmenuzar (con mucho cariño y algo de ironía) esos motivos que muchas personas tienen para seguir usando productos líquidos llenos de agua, envueltos en plástico y con listas de ingredientes que parecen recetas de alquimia industrial.
Vamos con esos motivos. Y sus réplicas.
1. «Es que no me fío… No sé si limpia igual de bien.»
Claro, porque si no hace espuma como en los anuncios, no puede estar limpiando, no??? (Spoiler: la espuma no lo es todo, pero tranquilas, que nuestros sólidos sí hacen espuma. Y mucha.)
La cosmética sólida limpia igual —y muchas veces mejor— que la convencional. Porque está hecha con tensioactivos suaves, sin agua añadida ni conservantes agresivos. Y si encima está formulada con plantas medicinales reales, de las que crecen en la tierra y no en laboratorio, el efecto es aún más completo: cuida, limpia, calma y respeta.
2. «Es muy incómodo. No sé cómo se usa.»
Lo entendemos: cuesta cambiar rutinas. Pero usar cosmética sólida no es como resolver un cubo Rubik. Mojas, frotas, aplicas, listo.
En serio, es como volver a lo simple. Como cuando lavabas con pastilla en casa de tu abuela. Solo que ahora huele a lavanda del Prepirineo y viene cargado de principios activos de plantas que tu piel va a agradecer.
Además, ocupa menos espacio, no se derrama en la maleta y no tienes que facturarlo en el aeropuerto. Incómodo, lo que se dice incómodo, no es.
3. «Me da miedo que se deshaga o se estropee con el uso.»
Es una duda bastante común. La buena noticia es que con unos mínimos cuidados, tu cosmética sólida dura y se mantiene en perfectas condiciones. Solo necesitas una jabonera que drene bien, mantenerla seca entre usos y, si vas de viaje, una cajita que no la deje atrapada en humedad.
Además, al no tener agua, no necesita conservantes agresivos. Lo que significa que si la cuidas un poco, ella te cuida mucho más.
4. «Es muy cara la cosmética sólida.»
Comparado con qué??? Con ese champú del súper que viene en bote de 300 ml, 80% agua y microplásticos de regalo???
Una pastilla de champú sólido puede durar el doble o el triple que uno líquido. Porque cunde más. Porque no estás pagando por agua. Y porque cuando algo está bien formulado, necesitas menos cantidad para obtener resultados reales.
Además, si eliges cosmética sólida hecha a mano, estás apoyando a artesanas, pequeñas productoras y un modelo de consumo más consciente. Eso también cuenta, no???
5. «Es que no sé dónde comprarla…»
Internet, amiga. Está ahí, esperando. Y no hablamos de marketplaces gigantes sin alma. Hablamos de tiendas como Somos Tierra, donde cada producto está hecho con plantas medicinales recolectadas con mimo, donde hay detrás una persona real que sabe qué lleva cada fórmula y por qué.
Quieres consejo??? Pregunta. No sabes qué tipo de piel tienes??? Te ayudamos. Te preocupa el tipo de agua de tu zona??? Lo tenemos en cuenta. Esa es la diferencia entre comprar en masa y elegir con sentido.
Entonces… por qué aún no usas cosmética sólida???
Lo sabemos: da pereza cambiar. Pero la recompensa es enorme. Menos residuos. Ingredientes reales. Rutinas más simples. Y una sensación de coherencia difícil de explicar pero fácil de sentir.
La cosmética sólida no es solo una alternativa. Es una declaración. Un pequeño acto de revolución cotidiana. Una forma de decir: mi cuerpo, mi piel, mi planeta… se merecen algo mejor.
Y si además huele a bosque y cabe en la palma de la mano… qué más quieres???
Te has quedado con ganas de más???
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